dimecres, 16 d’abril del 2025

Gracián: Veritats



Zurbarán 1648


"Dice Boccalini, en un discurso picante, como suele, que no son sino para hombres juiciosos y de gusto muy maduro, que no queriendo Apolo tolerar que en el entendimiento de los hombres, que debe ser solamente albergue de una incorrupta verdad, se siembre por algunos la mentira, habiendo sabido que los poetas en sus escritos han publicado y introducido por verdaderos los tritones, basiliscos, unicornios, sirenas, hipogrifos, centauros, esfinges, la fènix, y otros animales, los cuales era notorio y manifiesto que jamás la madre Naturaleza había tenido pensamiento de criarlos en el mundo; demás que de la publicación de cosas tan fabulosas nacían graves inconvenientes, pues se sabía que algunos embusteros habían comenzado a hacer mercancía del cuerpo del unicornio, de las plumas de la fènix, del basilisco acecinado, que vendían por muy caro precio a las personas caprichosas o simples, declaraba con edicto los animales y demás cosas dichas por expresas mentiras, meras fábulas, invenciones poéticas; que, por tanto, mandaba que los poetas se debiesen abstener de cometer semejantes desórdenes, y que no pudiesen cantar en sus versos cosa alguna que no constase haber sido criada y producida de la Naturaleza. Oyendo esto los poetas, grandemente se alteraron, y acerbamente se quejaron de que en un siglo de tantas mentiras, solamente se atendiese a prohibir sus doctas e ingeniosas invenciones, que era quitarle el alma a la poesía, y no se reparase en que infinitas cosas, con encomios de mucha reputación, publicaban los mayores letrados del Parnaso, así políticos como historiadores, por verdaderas, que no se veían ni se conocían entre los hombres, como era decir que se hallaban sujetos desinteresados, personas que aman más las públicas comodidades que sus privados intereses, ministros que no son esclavos de sus pasiones, príncipes libres de ambición y de la demasía de desear cosas de los otros, varones de entereza, héroes, hombres universales, etc. No se dice públicamente que viven estos prodigios en el mundo, y es notorio, más que a todos, a la majestad de Apolo, si en Egipto, o en Arabia, o en otra alguna parte de la tierra, se hallan semejantes aves fénix. Que, por tanto, injiriese su majestad también estas quimeras en el edicto, para que fuese universal, y así justamente obedecido."


Baltasar Gracián, a Agudeza y arte de ingenio (1648), discurs XVIII.