Hernández Pijuan 1998 |
"¡Extraña criatura, el hombre, capaz de contra-decir su propia condición humana, y de propagar por todas partes esta sombra de lo humano que constituye lo inhumano! Pues nada hay más humano que la conducta inhumana; nada hay más propio del hombre que contradecirse en puro ejercicio de su libertad (como libertad que sólo es efectiva si puede ser también capaz del mal; y en consecuencia de cercenarse como libertad).
Yo llamo al hombre el habitante del límite. Y nada hay más humano que extralimitarse, o que no acceder siquiera al reto y al desafío ético de una única prescripción o proposición imperativa que dice: "Llega a ser lo que eres (límite y frontera del mundo)."
La condición humana vive y existe en esta paradoja; en esta contradicción. Es libre; y en consecuencia puede ejercerse contra sí misma. Puede responder a la propuesta ética con una negación y un rechazo; de lo cual resulta la propagación de la conducta inhumana.
Yo atribuyo a la raíz y fundamento de esa condición humana la razón y la sin-razón misma de ese gran escándalo que constituye la conducta inhumana. Si el hobre no fuese libre; si el hombre no fuese inteligente; si el hombre no fuese carne del límite (del mundo), y en consecuencia libre e inteligente; si todas estas cosas no se dieran no existiría el mal del mundo.
En su grandeza está su misma miseria. En su posible dignidad la posibilidad, temible, de degradarse en la mayor indignidad."
Yo llamo al hombre el habitante del límite. Y nada hay más humano que extralimitarse, o que no acceder siquiera al reto y al desafío ético de una única prescripción o proposición imperativa que dice: "Llega a ser lo que eres (límite y frontera del mundo)."
La condición humana vive y existe en esta paradoja; en esta contradicción. Es libre; y en consecuencia puede ejercerse contra sí misma. Puede responder a la propuesta ética con una negación y un rechazo; de lo cual resulta la propagación de la conducta inhumana.
Yo atribuyo a la raíz y fundamento de esa condición humana la razón y la sin-razón misma de ese gran escándalo que constituye la conducta inhumana. Si el hobre no fuese libre; si el hombre no fuese inteligente; si el hombre no fuese carne del límite (del mundo), y en consecuencia libre e inteligente; si todas estas cosas no se dieran no existiría el mal del mundo.
En su grandeza está su misma miseria. En su posible dignidad la posibilidad, temible, de degradarse en la mayor indignidad."
Eugenio Trías a Foc Nou, desembre de 1999, p. 22
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